Estrenada en 1988, La tumba de las luciérnagas relata la conmovedora historia de dos hermanos que quedan huérfanos durante la Segunda Guerra Mundial. No es exagerado afirmar que esta película es una de las más tristes en la historia del cine. Basta con repasar el inicio de la producción para darse cuenta de ello.
Al comienzo de la película, presenciamos a un niño luchando por su vida en una estación de tren mientras se debilita por la desnutrición. Después de su fallecimiento, se reúne con el espíritu de su hermana menor y juntos reviven los eventos que los llevaron a la muerte.
Aunque este desgarrador inicio hace que parezca que el público recibe un adelanto importante, en realidad es una manera de despertar en nosotros empatía ante el sufrimiento que veremos más adelante. Al conocer el destino de los personajes, el público se libera de la expectativa de un giro argumental.
La historia verdadera de La tumba de las luciérnagas
A diferencia de muchas películas de Ghibli que son adaptaciones de cuentos de hadas occidentales, esta conmovedora película es una versión de un relato breve semiautobiográfico de Akiyuki Nosaka, basado en sus experiencias personales durante el bombardeo de Kobe en 1945.
Después de sufrir la pérdida de muchos miembros de su familia durante la guerra, especialmente su hermana de dos años, Keiko, Nosaka recurrió a la escritura como medio para superar el dolor. Nosaka experimentaba un intenso sentimiento de culpabilidad por haber sobrevivido mientras ella fallecía. Por eso, el autor creó una “versión idealizada” de los eventos, retratando al hermano mayor como cariñoso y amable con su hermana menor.
Este relato se publicó en forma de libro en octubre de 1967, y de inmediato Nosaka recibió numerosas ofertas para llevar su novela al cine. Sin embargo, el autor se opuso porque creía que sería imposible recrear la devastación retratada en su libro.
La tumba de las luciérnagas: la película más triste y cruda de Studio Ghibli
También pensaba que ningún niño podría interpretar al protagonista de manera convincente. Por eso, cuando Studio Ghibli le propuso una adaptación animada, se mostró intrigado. Al ver los storyboards de la película de Isao Takahata, Nosaka llegó a la conclusión de que este era el único medio para llevar su historia a la pantalla.
La interpretación del libro por parte de Isao Takahata es lo que hace que esta adaptación sea tan impactante. Takahata se enfoca en las consecuencias de la guerra, y las vidas inocentes afectadas por ella, en lugar de centrarse en el conflicto directo de La tumba de las luciérnagas.
Sus propias vivencias como niño durante la guerra influyeron en su representación de la sociedad de la época. Además, su enfoque innovador y experimental de la narrativa convierte a La tumba de las luciérnagas en la película más triste y cruda de Studio Ghibli.
Aunque existen grandes películas de animación fantástica, La tumba de las luciérnagas demuestra que la animación puede trascender el puro entretenimiento. Es capaz de cautivar al público a través de una trama profundamente conmovedora, al mismo tiempo que ofrece una animación excepcional.
La tumba de las luciérnagas es una experiencia que invita a la reflexión, no solo por los hechos reales que describe, sino también porque desafía las expectativas de lo que se espera de una película de animación.
